El Aceite de comino negro ha sido empleado por las clases altas en el antiguo Egipto; siglos más tarde Mahoma afirmó de él que lo cura todo salvo la muerte. Es un ingrediente de sabor especiado, también adecuado para tratar problemas de la piel como el acné, la psoriasis o el herpes zóster. Se puede utilizar solo o como ingrediente dermocosmético. Un tesoro contra el envejecimiento y una propuesta muy interesante para quienes busquen un complemento alimenticio antiedad.
¿Su secreto? Sus compuestos aromáticos (entre ellos la timoquinona), que le confieren una elevada actividad, a pesar de lo cual se tolera bien.
Una quinta parte de ácidos grasos monoinsaturados (omega 9). Casi dos tercios de ácidos grasos poliinsaturados (omega 6). Posee numerosos principios activos purificadores, inmunoestimuladores, cicatrizantes y/o antioxidantes: aceite esencial de comino negro, nigelina, nigelón (antihistamínico), vitaminas, minerales, etc.